miércoles, 12 de mayo de 2010

Tu recuerdo


 

Esta mañana me levante y pude ver como un día pasa y yo te dejo ir. Me fui al lugar donde tú y yo solíamos jugar. Me recuerdo bien, fue aquel día que me enamore. Se que un día llegue al lugar donde tu ya estabas escribiendo sin cesar el cuento que un día decidiste publicar. Alzaste tu mirada cuando me sentiste entrar. Ahí fue cuando todo comenzó, donde robaste mi corazón. Te detuviste en tu trabajo y un fuerte abrazo recibí, me buscaste un asiento y allí me senté viéndote trabajar. Me senté callada viendo como tú te llenabas de pasión por lo que llevabas en aquellos papeles. Cuando terminaste tu trabajo, fuiste corriendo hasta mí y en esos momentos recibí como regalo aquello que tú habías preparado. Halaste una silla y a mi lado te sentaste, cuando comenzaste a leer aquel cuento que me ayudaba a fantasear. Tu admiradora empecé a ser y en esos momentos te abrace. Con eso basto para enamorarme de ti. Porque dejaste que me sujetara a ti dejándome simplemente vivir.

Me levante y camine por la habitación que yace vacía. Vi tu recuerdo en la ventana. No podía creerlo, te perdí y no hice nada para detenerlo. Me volteo y vi la silla donde me atendiste como visita. Sacudí el polvo y decidí sentarme en ella. Recordé que mi cabello solías cepillar con tus dedos sin cesar. A mi eso me solía encantar. Cerré mis ojos y empecer a recordar tu voz. Siempre me decías que algún día me verías pidiéndote favores. Tenías razón, ahora te pediría que volvieras a peinarme el cabello con tus dedos.

Suspirando me traslade tiempo atrás, donde suavemente empujabas el columpio donde yo comúnmente me sentaba. Me recuerdo que ese día detuviste el columpio, diciéndome: "hoy te haré sonreír." No te entendía porque tú siempre me haces feliz. Ahí fue cuando me abrazaste y beso me diste. Todavía siento tus labios junto a los míos. En verdad tenías razón, me hiciste sonreír. Aprendí a no subestimar tus palabras y descubrí que estabas lleno de sorpresas. Desde entonces cambie y comencé a ser alguien diferente a lo que una vez fui cuando era inocente. Contigo fue con quien compartí mi lugar secreto todas las noches donde tu me robabas la inocencia de amar. Tu, mi amigo, mi amante y luego mi enemigo.

Empecé a llorar lágrimas de dolor. Todavía esperaba que esto fuera solo un mal sueño. Me levante de la silla. Camine por el cuarto sacudiendo con la mano el polvo acumulado por los años. Vi aquel espejo que tú habías colocado de tal forma que el mural que nosotros pintamos se veía reflejado. ¡Ja! aun con los años me sigue gustando el dibujo de los dos niños agarrados de la mano dentro de un jardín de flores. Sonreí porque me acorde de aquel comentario tan inoportuno, que con solo susurrarlo me llenaste de esperanzas. Esperanzas falsas y llenas de engaño, pero yo confiaba en tu encanto. Me acuerdo que dijiste que ese dibujo era el simbolismo de nuestro amor. ¡OH! que alegría y emoción produjo ese comentario a mi corazón. Te me acercaste y me abrasaste. "Te amo" susurraste. Pero que poco duro la ilusión. Después me entere que no podía amarte. No podía confiar por siempre en tus brazos. Me enseñaste que toda persona un lado oscuro tiene, y que el tuyo muy oscuro tendía ser.

Yo te quise amar pero tu mirada desviaste. En tus abrazos, en tus besos y en los sueños solía refugiarme; y aunque en esos momentos sentía vivir, aprendí que solo lo usabas para engañarme.

Sabes por esas cosas yo te llegue a odiar. Te llegue a despreciar porque otra ocupo mi lugar. Me dolió cuando vi que tú lo mismo le dijiste a las demás, las engañaste de igual forma y todas fuimos victima de tus mentiras. Pero gracias te doy porque a pesar de esto tú abriste mis ojos a la realidad. Pero me pregunto ¿a cuantas habrás engañado? Aunque no lo creas hiciste mucho daño. Hoy decido seguir la vida olvidando el pasado que tanto me lastima. Olvidando todo lo que viví y todo lo que me hizo cambiar; eso te incluye a ti. Se que no m oyes pero, hoy suelto la angustia y cierro el libro que contiene la memoria de el amor que yo sentí hacia ti.

Paso el tiempo y un día te vi. Estabas postrado, inmóvil y entubado. Así te dejo aquel horrible accidente de tránsito. Ese accidente robo todo tu encanto y tu orgullo te había abandonado, ya no eras el mismo de siempre, pero te reconocí. Te reconocí por tu mirada. Nunca pude olvidar tus bellos ojos que me embrujaban. En esos momentos supe que yo te había perdonado.

Me acerque cómo tú solías hacerme y mientras dormías me arrodille al lado de tu cama. Pegue mis labios a tus oídos y suavemente te susurré: "te extraño". A pesar de mis esfuerzos por no levantarte, te despertases y me miraste. Con tu mano pediste la mía y al dártela lagrimas corrían sin cesar por mis mejillas. "fiel has quedado, tu de tantas. Porque todas me abandonaron y a la única que abandone regreso a mi" dijiste casi llorando. Comenzamos hablar y luego lloramos, no podía entender como el sufrimiento casi nos mata. "si no hubieras aceptado el hecho de haberte dejado, contigo yo me hubiese casado." Me dijo. Me puse analizarlo y vi que era cierto lo que me decía. Yo fui causa de mi infelicidad. No podía evitarlo y preferí silenciosamente aceptarlo. Llorando me acerque a su oído: "Shh, ahora estoy a tu lado y solo no te dejare. Pienso quedarme por siempre a tu lado, lo haré hasta que la muerte nos separe." Nuevamente vi la sonrisa en tus labios. Te bese, como una vez te sentí hacer.

Pasó el tiempo y la muerte te tocó. Se que felizmente te fuiste porque al fin tu alma encontró la paz. Al fin confiaste en un amor que duro muchos años separados para nuevamente encontrarse. Todos los días pienso en ti y extraño el tiempo que pasamos juntos. Siempre quiero que sepas que "TE AMO".

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