domingo, 15 de noviembre de 2009

Sufro de soledad

Señales que representan el motivo de seguir viviendo. Por lo menos así pensaba cuando aun no tenía algo que perder. Quizás nunca fue lo que debió ser.

Caminaba lentamente por la carretera pensando en como podía salir de esta pena que inundaba mi pensamiento impidiendo que pensara, sintiera, reaccionara a la vida. ¿Reaccionar? Todavía estoy sin reaccionar. Como es que las cosas buenas pasaron y no las disfruté, no las vi llegar. Aunque parezca difícil de creer esto fue así. Cuando amé fui traicionada cuando traicione entonces fui odiada. Aun cuando mi conducta era justificada las personas me vieron como enemiga de la verdad y llena de enigmas sin descifrar. Cuanto odio la humanidad.

Me cuido la espalda cuando voy a caminar. Me cuida la cara por si me quieren golpear. Simplemente me cuido por si me quieren matar. ¿Porque matar? No lo se pero siempre pienso que esto sucederá.

Sufrí cuando nadie me podía ver, cuando nadie me podía juzgar, cuando nadie me podía abrazar, cuando nadie me quería abrazar. Sufrí.

Sigo bajo la luna en una carretera oscura mirando al vacío. Me da lo mismo lo que me pueda encontrar pero solo sé que tengo que pasar, caminar sin parar y despejar la mente que me atormenta con sus quejas, llantos y exigencias. Que mucho se sufre en esta vida. Pero si me pregunta cual es el motivo de mis desdichas, sabrás que no tengo nada que decir negativo de mí ni de nadie que pasa junto a mí los días, las horas de trabajo, las mañanas y hasta las horas de almuerzo. Que mi vida es normal como todas las demás. Que tengo un buen trabajo y un salario bueno que me da para mis cosas y mucho más. Que soy religiosa y sigo las reglas que me impusieron la sociedad junto con las de la iglesia, la Biblia y mi hogar. Entonces si todo está “bien” ¿porque me siento mal?

Sufro de soledad. Persecución. Autoestima baja aunque sea igual a las demás, me vea igual a las demás y viva como las demás. Sufro de soledad porque no encuentro con quien hablar y desahogar mi corazón que llora sin cesar, lágrimas que no dejan de bajar. Sufro de soledad porque aunque siempre estoy rodeada de multitud el vacío camina más conmigo que esa gente. Sufro de soledad porque aunque hable con la gente, tenga una vida exigente, viva ajetreada no tengo a quien llamar por las noches, con quien platicar en el parque, con quien salir a disfrutar para el cine, con quien decir palabras bonitas y actuar como si la vida fuera un juego que yo ganaría. Por eso sufro de soledad.

Nadie jamás sabrá como me llamo en verdad, muchos me llaman con apodos, otros con el nombre de mi familia y otros con el apellido que tanto prestigio trae a mi vida; pero jamás me llamaran por mi nombre real porque nadie sabe cual es el que me agrada mucho mas de lo que ellos pueden imaginar. Por eso sufro de soledad y sé que nadie jamás me encontrara, nadie me salvara del destino que me tocara, día tras día, noche tras noche… ahí estará mi alma vagando sin descansar.

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